lunes, 9 de mayo de 2011

"Los Muyins"

 Kenzo le tocó apenitas el pelo: 
pura seda.
 En ese instante fue cuando ella dejó caer la manga por completo 
y el chico –horrorizado– vio que su rostro carecía de cejas, 
que no tenía pestañas ni ojos, que le faltaban la nariz, la boca, el mentón...
 Cara lisa. Completamente lisa. 
Y desde esa especie de gran huevo inexpresivo partieron unos chillidos burlones y 
–enseguida– una carcajada que parecía que no iba a tener fin.

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