Voy a los juegos de pelota —repuso la pulga—
a llamar al nieto de una pobre anciana solitaria que lo espera en su choza.
—Si es así —dijo el sapo— yo te llevaré en mi boca y llegarás mucho más rápido.
Aceptó agradecida la pulga, instalándose en la bocaza del sapo.
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